por Charlotte Plantive
WASHINGTON, Estados Unidos.- Un estadounidense arrestado por el ADN de dos primos en un caso de doble asesinato ocurrido hace más de 30 años está siendo juzgado en el primer proceso penal en Estados Unidos en el que está implicada la genealogía genética.
Seguidores y detractores de esta revolucionaria técnica de investigación, consistente en combinar el estudio de perfiles de ADN y métodos genealógicos, siguen de cerca el caso de William Talbott, quien comparece desde esta semana y hasta fin de mes en audiencias judiciales cerca de Seattle, en el noroeste de Estados Unidos.
Este camionero de 56 años está acusado de haber matado en 1987 a dos jóvenes canadienses, Jay Cook y su novia Tanya Van Cuylenborg, de 20 y 18 años, respectivamente. Ella fue asesinada de un tiro en la cabeza y él murió por asfixia, con un paquete de cigarrillos metido en su garganta.
Tras décadas de investigaciones infructuosas, la policía finalmente anunció, en mayo de 2018, el arresto de Talbott, quien hasta el momento no había levantado ningún tipo de sospechas. “Si no fuera por la genealogía genética, no estaríamos en este punto hoy”, declaró entonces el investigador Jim Scharf.
Un mes antes, el método ya había generado titulares cuando fue usado para encontrar a un hombre sospechoso de ser el “asesino de Golden State”, autor de 12 muertes y una cincuentena de violaciones en California entre los años 1970 y 1980.
En ambos casos -y en otros 70 más- el ADN recuperado en las escenas del crimen fue comparado con la base de datos de un sitio público de genealogía, GEDmatch.
En ese sitio, las personas que se han realizado pruebas de ADN -una práctica en crecimiento en Estados Unidos- pueden ingresar su perfil genético para encontrar parientes lejanos y completar su árbol genealógico.
Dos primos
En el caso de los canadienses, un laboratorio privado de biotecnología, Parabon Nanolabs, analizó el semen encontrado en la ropa de Tanya Van Cuylenborg e ingresó ese perfil genético en el sistema de GEDmatch.
La investigación dio con dos primos del sospechoso. Una experta del laboratorio trazó sus árboles genealógicos por varias generaciones y encontró un pariente en común: William Talbott.
La policía puso entonces al hombre bajo vigilancia. Un día, recuperaron un vaso utilizado por el camionero y obtuvieron su ADN, que correspondía con el encontrado en la ropa de la joven canadiense.
Tras su arresto, el hombre ha asegurado ser inocente.
“Mi vida ha estado suspendida desde hace más de un año por un crimen que no cometí”, declaró en una audiencia introductoria en el tribunal del condado de Snohomish.
En documentos judiciales, los abogados de la defensa han puesto en duda la fiabilidad del perfil genético realizado a partir del ADN encontrado en la escena del crimen, aunque decidieron no pedir a Parabon su testimonio sobre el proceso de genealogía genética.
“Encubierta”
Muchas voces en la comunidad legal critican la ausencia de regulación de esta técnica de investigación, que representa un desafío para la protección de los datos personales.
“No solo hay pocas reglas sobre los crímenes a investigar, sino también fórmulas poco claras en caso de error, el descubrimiento de información vergonzante o invasiva, o el mal uso de información”, dijo Elizabeth Joh, profesora de derecho en California, en una columna publicada en The New York Times.
“Cuando das consentimiento para un test genético, también expones a tus hermanos, padres, primos, familiares que nunca has conocido e incluso a futuras generaciones de tu familia”, añadió, sugiriendo que se le debería requerir a los policías obtener una “orden” para realizar tales investigaciones en el futuro.
Ante las críticas crecientes, GEDmatch cambió sus condiciones de uso: sus miembros deben dar también consentimiento para que la policía pueda usar sus datos.
“Lo cambiamos porque era lo correcto”, explicó a la AFP su fundador, Curtis Rogers.
Solo 75.000 personas han dado a la policía la autorización hasta el momento, aunque por ahora las autoridades ya disponen de un millón de perfiles. Lo que, según un estudio, permite identificar a cerca de la mita de la población estadounidense.
La nueva base de datos es mucho más reducida para hacer avanzar nuevas investigaciones.
Pero en teoría, nada impide a las autoridades usar sitios de genealogía sin revelar sus verdaderas intenciones, según destacó el profesor de derecho David Kaye. “Ya existen muchas investigaciones encubiertas y los tribunales han aceptado una cierta dosis de engaño”, aseguró.
AFP-NA